
En el corazón del sur de Egipto, en la ciudad de Asuán, yace una maravilla de la ingeniería antigua: el Obelisco Inacabado. Este monumento colosal, que permanece en su lugar de origen dentro de una cantera de granito, es un testimonio silencioso de las habilidades, ambiciones y desafíos que enfrentaron los antiguos egipcios en sus proyectos monumentales.
Más que una simple piedra abandonada, el Obelisco Inacabado ofrece una ventana única al mundo de la construcción en el antiguo Egipto, revelando secretos sobre técnicas, herramientas y procesos que normalmente quedaban ocultos una vez completadas las obras.
El Obelisco Inacabado es una reliquia monumental que se encuentra en las antiguas canteras del norte de Asuán, el lugar donde se extraía el codiciado granito rosa utilizado en muchos de los monumentos más importantes de Egipto. Este obelisco particular, que data de alrededor del 1400 a.C., es un vestigio de la XVIII Dinastía y se atribuye a la reina Hatshepsut, una de las pocas mujeres que gobernaron Egipto con el título pleno de faraón.
Con una altura proyectada de 42 metros, el Obelisco Inacabado habría sido la pieza de piedra trabajada más grande del mundo, superando incluso a los obeliscos que hoy se erigen majestuosamente en Roma, Nueva York, Estambul, París y Londres. Su peso estimado es de aproximadamente 1,216 toneladas, una cifra que habla elocuentemente de la magnitud de la obra y la ambición desmesurada de sus constructores.
Si se hubiera completado y erigido exitosamente, este obelisco habría sido un tercio más grande que cualquier obelisco egipcio jamás levantado, convirtiéndose en el más alto y pesado de todos los tiempos.
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La construcción del obelisco era un proceso meticuloso, laborioso y técnicamente desafiante. Los antiguos egipcios tallaban estas monumentales piezas directamente de la roca madre, utilizando herramientas de cobre endurecido, bolas de dolerita (una piedra extremadamente dura) y técnicas que requerían miles de horas de trabajo manual.
El proceso comenzaba con la selección cuidadosa de una sección de granito sin defectos visibles. Los trabajadores entonces:
El proyecto del Obelisco Inacabado fue particularmente ambicioso, no solo por su tamaño sino también por su destino: se planeaba erigirlo en el Templo de Karnak, donde complementaría otros obeliscos monumentales y serviría como símbolo del poder divino del faraón.
Sin embargo, el destino del Obelisco Inacabado tomó un giro inesperado cuando se descubrieron grietas significativas en la piedra durante el proceso de tallado. Estas fisuras, probablemente presentes en la estructura interna del granito desde el principio pero invisibles en la superficie, se revelaron a medida que avanzaba el trabajo.
Este defecto estructural hizo imposible su finalización y erección, lo que llevó a los constructores a tomar la difícil decisión de abandonar el proyecto después de invertir meses o incluso años de trabajo. A pesar de este revés, el obelisco ofrece una visión sin precedentes de las técnicas de construcción egipcias, ya que aún está parcialmente adherido a la roca circundante, mostrando claramente las marcas de las herramientas y los métodos utilizados en su tallado.
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La reina Hatshepsut fue una mujer extraordinaria que se convirtió en faraón por más de dos décadas, gobernando entre los años 1479 a.C. y 1458 a.C. Aunque no fue la primera mujer en asumir esta posición en la historia egipcia, su reinado fue próspero y está marcado por grandes construcciones monumentales y un activo comercio internacional que enriqueció las arcas del estado.
Hatshepsut era hija de Tutmosis I y se convirtió en reina esposa de su hermanastro Tutmosis II, siguiendo la tradición de los matrimonios reales en el antiguo Egipto. Tras la muerte prematura de su esposo en 1479 a.C., asumió inicialmente la responsabilidad de regente para su hijastro, Tutmosis III, quien era aún un niño.
A medida que pasaban los años, Hatshepsut se comportó cada vez más como una gobernante legítima y autónoma, refiriéndose a sí misma como "Señora de las Dos Tierras", uno de los títulos tradicionales del faraón. Su audaz maniobra para mantenerse en el poder incluyó autoproclamarse faraón con plenos poderes y adoptar los emblemas, vestimenta y títulos asociados al cargo, incluyendo la barba ceremonial postiza y la corona del Alto y Bajo Egipto.
A pesar de no participar activamente en la faceta militar como otros faraones, Hatshepsut llevó a cabo una legendaria expedición comercial a la tierra de Punt, ubicada probablemente en la actual Somalia o Yemen, a lo largo del mar Rojo. Ningún egipcio había llegado hasta allí durante 500 años, y la expedición fue considerada un triunfo extraordinario.
La expedición regresó cargada de riquezas exóticas, incluyendo:
Durante sus 21 años de reinado (15 como monarca principal), Egipto experimentó una época de paz relativa y gran prosperidad económica. Hatshepsut realizó grandes proyectos de construcción que aún hoy asombran al mundo, incluyendo:
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Hoy en día, el sitio del Obelisco Inacabado se ha transformado en una fascinante atracción turística y museo al aire libre que permite a los visitantes comprender las técnicas de construcción del antiguo Egipto como ningún otro lugar puede ofrecer.
El sitio incluye:
La cantera misma es un testimonio del alcance de la industria de la piedra en el antiguo Egipto. Aquí se tallaron muchos de los obeliscos, estatuas y elementos arquitectónicos que adornaron templos y palacios en todo el reino.
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El Obelisco Inacabado se encuentra en las antiguas canteras de granito al norte de la ciudad de Asuán, en el sur de Egipto. El sitio está ubicado aproximadamente a 2 kilómetros del centro de la ciudad y es fácilmente accesible en taxi o mediante tours organizados. Las canteras ocupan una gran área donde se extraía el granito rosa utilizado en muchos monumentos egipcios.
El Obelisco Inacabado tiene una longitud de aproximadamente 42 metros y un peso estimado de 1,216 toneladas. Si se hubiera completado, habría sido el obelisco más grande jamás construido, superando por un tercio el tamaño de cualquier otro obelisco egipcio conocido. Su base mide aproximadamente 4 metros de ancho.
La construcción del Obelisco Inacabado fue abandonada debido al descubrimiento de grietas estructurales significativas en el granito durante el proceso de tallado. Estas fisuras hicieron imposible completar y erigir el obelisco de manera segura, ya que se habría fracturado durante el transporte o la instalación. Los antiguos egipcios no tenían forma de reparar tales defectos en una pieza monolítica de este tamaño.
Se recomienda dedicar entre 45 minutos y 1.5 horas para visitar el Obelisco Inacabado. Este tiempo permite recorrer las canteras, observar el obelisco desde diferentes ángulos, examinar las marcas de herramientas, explorar otras piedras inacabadas en el sitio, y visitar el pequeño museo al aire libre. Con un guía experto, la visita puede extenderse a 2 horas para obtener explicaciones detalladas.
El mejor momento para visitar el Obelisco Inacabado es temprano por la mañana (6:00-9:00 AM) o al final de la tarde (después de las 4:00 PM) para evitar el calor extremo del mediodía. Asuán es una de las ciudades más calurosas de Egipto, especialmente en verano. Las canteras ofrecen muy poca sombra, por lo que se recomienda llevar sombrero, protector solar y abundante agua.
Los antiguos egipcios utilizaban principalmente bolas de dolerita (una piedra extremadamente dura) para golpear repetidamente el granito y crear surcos. También empleaban herramientas de cobre endurecido y cinceles de bronce. Para separar el obelisco de la roca base, insertaban cuñas de madera en ranuras talladas y luego las mojaban; al expandirse, la madera ejercía presión suficiente para fracturar la roca a lo largo de líneas predeterminadas.
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